martes, 23 de diciembre de 2014

Triste muerte de un poeta

La musa seguía abrazada a él,su cuerpo se enfríaba por momentos pero no podía soltarlo. Se maldecía por no haber llegado a tiempo. Llevaba días esperándola y ella andaba por ahí en otras camas vendiéndose por burdos piropos mientras el tintero de su verdadero amado se secaba.
Cuando llegó era demasiado tarde. Su poeta yacía sobre un charco de sangre y tinta al lado de un montón de folios emborronados.
El forense dijo que la causa fue suicidio pero la musa sabía que había sido falta de inspiración.

No hay comentarios:

Publicar un comentario